Hace unos días fui al kiosko de la vuelta de mi casa a comprar figuritas. Estacioné en doble fila y bajé. Ni me fijé cómo estaba vestida; no me importó tampoco. Pero ahora que lo pienso parecía un varoncito: jean, remera y buzo dos talles más grande. Muy normal.
La mayoría de las veces compro desde la ventana, pero ese día hacía un frío particular y decidí entrar. Saludé re bien al kisokero - le dicen George y lo conozco desde hace años y tengo una relación casi de amistad-, y empecé a buscar con la mirada los paquetes de figuritas que siempre están pegados en el vidrio. Fue en ese momento que lo ví. No, más acertado sería decir que escuché su saludo y después me dí cuenta que era él.
Estaba con otro amigo charlando con el kioskero, se ve que me reconoció, se dió vuelta y me saludó como si nada con un "hola", su sonrisita compradora y un movimiento de manos. Y me paralicé. Fué un shock/flash/balde de agua fría haberlo visto seis meses después de que por msn me dejó porque me fuí de viaje y me comunicó que había conocido a alguien más.
No voy a decir que no estaba lindo (ahora que hago memoria estaba re fachero), porque sería mentir. Es más, no tuve tiempo de pensar en eso, me invadió la bronca, la ira, la impotencia. Todo junto. Él nunca, pero nunca había pisado ese kiosko a esas horas de la tarde porque trabaja, y porque le queda re lejos de su casa.
Puede ser casualidad que me lo haya cruzado justo ahí si lo pienso como hecho aislado, pero la verdad es que últimamente me viene enviando solicitudes de amistad en facebook que obviamente ignoro. Así que no sé qué pensar.
De más está decir que no lo saludé; hice como si no lo hubiera escuchado, bajé la vista para concentrarme en el gusto de chicle que iba a comprar e intenté salir de ahí lo más rápido posible.
Obviamente, George no fue ajeno a la situación y evitó la charla post compra que siempre tenemos, pero estoy segura de que en algún momento me va a preguntar qué onda con ese chico. Para cuando llegue ese momento (no muy lejano si tenemos en cuenta que voy mínimo cuatro veces por semana) espero estar preparada, o por lo menos sonar convincente y, lo más importante, como si ya lo hubiera superado. Pero además de contestar sus preguntas un tanto incómodas, voy a sacarle info sobre Matías. Tengo que aprovechar el hecho de que se conozcan para ver qué es lo que quiere y por qué me busca después de tanto tiempo. Que George juegue para mí!!
Obviamente, me olvidé las figuritas y más tarde tuve que volver a comprarlas.